No
sé. Leí Crimen y castigo cuando era adolescente y no lo recuerdo bien. Pero, la
memoria suele guardar, no el texto original, sino la interpretación, el sentido
que personal y subjetivamente recrea cada quien.
A
mí me resuena algo que probablemente Dostoievski no enunció jamás. Pero así
somos los humanos: no repetimos sino que recreamos.
HAY
TRES CLASES DE PERSONAS. LOS GENIOS, LOS QUE IDENTIFICAN A UN GENIO Y LOS
MEDIOCRES, PARA LOS QUE TODO ES LO MISMO.
Entonces,
el militante de la mismidad, posiblemente se sienta empatado con Marx, o con Freud; y,
en la arrogancia de inventar lo que ya se construyó colectivamente durante
siglos, sostiene revoluciones que entiende de su propia autoría.
De
este modo, el pobre tipo…el mediocre, el que vive la vida en virtud de los
conceptos de fracaso y de éxito…el pobre tipo que no goza ningún
proceso y desearía que en verdad exista un diario del lunes para tomar sus
decisiones…el pobre tipo, se pierde, no disfruta…se queda en la playa o en las
butacas, satisfecho de su función que ni aun resulta contemplativa. Por eso se
comporta como juez de la actuación ajena usando su varita de medir porque la
complejidad lo asusta y nada mejor que los números para tranquilizarse.
Es
el tipo que en las reuniones te explica la teoría de la relatividad usando un
piolín y una birome…El pobre tipo…el que todavía no comprendió sus limitaciones. Por
eso, por eso se pierde…se pierde la posibilidad de identificar la maravilla, de
admirarla, de celebrarla…
Quizás
no ha pasado del mito al logos. Quizás no incluya el azar. Quizás, tan
romántico y pelotudo, se empecina en la Fe de que un padre, un héroe,o un Dios
hará justicia para darle lo que otro Dios le debe: un campeonato mundial.