Que Firpo, el compuestímo profesor, haya decido contraer matrimonio es una noticia que
conmovió a varios excepto a Varzotti.
-Me lo imaginaba…
-¿Qué opinás?
-Si te gusta…
-Viejo, no es que me gusta, la quiero…¿Vos sabés lo que me
cuesta a mí querer a alguien?
-Hace más de treinta años que te conozco. Lo sé.
-Por iglesia…
Varzotti se atraganta con el apenas cortado, se limpia con
la hoja de un examen recién tomado, se repone y repregunta:
-¿Católica?
-Sí, la San José …
- ¿Para qué?
-Porque ella siempre soñó con la ceremonia, y el cura, y los
padrinos…A mí me da igual y si a Laura la hace feliz…
-Ta, ta…
-Sos el padrino.
Varzotti no se atraganta sino que escupe el último sorbo
como si alguien le hubiera golpeado la espalda. Firpo se pasa una servilleta
por la cara y le alcanza a su amigo el vaso de soda.
-Lo puedo pensar?-pregunta Varzotti con la voz agudizada por
la sorpresa.
- Si lo pensás no me caso más, viejo!
-Entonces dale.¿Me pongo el azul con la corbata verdecita?
-No!, el azul sí, pero con la de rayitas que te regalé
cuando titularizaste.
-¿Esa?
-Esa.
-Pero a vos te gusta?
-Si te la regalé es porque me gusta!
-No, me refiero a Laura…
-Es buena mina, macanuda…
-Entonces buscate otro que te haga de pingüino…
-No seas hijo de puta…¡Me gusta, pedazo de boludo! Me gusta!
-Hasta ahí quería llegar. Con, esa puteadita ya diste el
gran paso. Ahora seguí. Pagá y prestame los zapatos negros.