El mundo está lleno de contradicciones porque el mundo está lleno de personas y las personas resignifican constantemente cualquier concepto. Por eso, mientras el carnaval fue llamado en el Medievo para reprimir sutilmente las rebeliones, en la actualidad, estos tres o cuatro días de puro Ello liberan la libido y las protestas en el marco de una sana pluralidad que antes denominaban promiscuidad.
Y así, mientras se busca compañía, mientras se la encuentra… entre besos y caricias, se produce una serie de intercambios que van desde lo concreto a lo simbólico, desde lo amoroso a lo político.
En pleno corso, una
mujer y un hombre que se repelían (por Facebook, por Twitter, por teléfono…) y se
disputaban la verdad sobre la actualidad sociocultural y económica, sacan sus
aerosoles de espuma en plena esquina, se atacan entre risas, dejan a un costado
el blackberry, suspenden la contienda, reducen las antípodas, ponen enter y garchan.
Luego, ella piensa que él dice cosas interesantes. El varón, por su parte, reconsidera
las versiones de la dama. Acuerdan algunos puntos acerca de la situación
latinoamericana y observan que coinciden plenamente en que el policía, que los “invita”
a carnavalear en otra parte, es el único tercero en discordia.
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