Para Pablo, quien luciéndose con tal tipo
de jugada ha inspirado este texto.
Esa técnica que el ruso aplicaba con naturalidad caducó, no por su ineficacia sino por el
desuso liso y llano, también allá, por el 90.
La había empezado a poner en práctica luego de ver que en un partido, cierto 8 mantenía el taco suspendido asegurando la
pelota y dejando (literal y metafóricamente) a su adversario en off side.
Lo lamentable es que este tipo de jugada perdida, que daba sus frutos dejando a rivales desorientados
e inermes, fue abandonada por una fallida compresión del fair play.
Parece que le llaman juego limpio (o justo) al hecho de
avisarle al arquero, sin más, que el tiro libre se pateará hacia el ángulo
izquierdo para que no haga el ridículo tirándose de pecho, a la derecha.
Esto suele ocurrir en diferentes ámbitos que trascienden lo
futbolístico y, mientras se continúa elogiando la audacia de Odiseo para la
construcción del ardid, en la actualidad, al talento lo confunden con una simple picardía que se presenta como un demonio
o una afrenta.
Una vez, por ejemplo, Norberto Linares supo cómo sacarse de
encima a un jefe que lo explotaba buscándose nuevo trabajo y presentando su
renuncia. El “patrón”, ofendido, le reprochó que no avisara con tiempo para
poder reemplazarlo para una tarea que exigía cierta preparación.
Pero, es insoslayable decirlo: el “burlado” chilla porque
esa pirueta no se le ocurrió a él sino a otro que no es él y encima le gana.
De este modo, el amague de taquito (sutil obra, propia del
lateral) pide el desagravio y la restitución de su carácter lúdico y, fundamentalmente artístico. Pues, si vamos a jugar
siempre mostrando las cartas o vociferando que tenemos el ancho, caeremos en
una suerte de determinismo absurdo y puramente azaroso anulando el poco de
albedrío que a todo buen jugador le corresponde defender.
Nota: el “patrón”
siempre le decía a Linares: "Flaco, dejá de quejarte y no jodas con eso del
aumento… pensá que el cementerio está lleno de imprescindibles."
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