Martín no quiere jugar al fútbol porque su padre tampoco lo
hace. Pero eso es ahora. Pero eso es relativo. Quizás deberían contarle que su
“viejo” les disputaba el puesto a Teglia
y al Pampa Orte en el Rosario Central del 80. Quizás no sabe que es por ello que aún despunta el
vicio y sorprende a todos haciéndole caños al destino.
El cuerpo tiene memoria (dicen). Entonces cuando canta,
cuando habla, cuando ama… no va directo al arco
sino que se queda un rato en el mediocampo porque sabe que además del
resultado, al juego hay que saber
disfrutarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario