El dos/cuatro/cuatro o, aun, la variante menos clásica del tres/cuatro/tres, es lo más usual en los
equipos de fútbol.
Sin embargo, cuando recibió el programa de Literatura
Argentina y revisó los módulos y no vio a Fogwill, ni a Wernicke, ni a
Blastein, ni a Oliva… Cuando vio que ninguno de ellos figuraba, analizó los
espacios y el tiempo, elaboró una
estrategia y metió como pudo los textos que según él no podían faltar en el
curso.
Pero, promediando el año, durante una clase, escribió el
nombre de once escritores ignotos, olvidados por el canon y las editoriales.
Los anotó uno detrás del otro, sin comas, sin guiones, sin clasificarlos, sin
números, así nomás…
Luego, cada quien armó su juego.
En el final, un alumno anunció que el tema preparado era un
verso de Jorge Tegli entonces, uno de los profesores del tribunal preguntó (casi con espanto por lo que consieraba una "poquedad"):
-¿Un verso de Tegli?
Y el alumno, que ya había aprendido algo de su maestro, le
respondió:
-Sí, a mí me gusta poner todo en el ataque. Si meto un gol
de entrada, la defensa se arma sola.
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