( En la defensa de la alegría)
En el horizonte de mezquindades , especulaciones y faltas,hay
una brecha por la que se cuela cierta maravilla. Por ello, así, naturalmente,
sin pretensiones, él le resta seriedad al asunto y restituye las cosas a su
estado cuasi original.
Quizás no lo sabe, pero con esa emoción primaria que se
Realiza en la cancha, como un niño, se divierte y juega.
Le da igual el monto
de la apuesta.
Los pronósticos le resultan indiferentes.. Se le antoja muy ajeno lo necesario, lo usual , lo esperado o conveniente.
Los pronósticos le resultan indiferentes.. Se le antoja muy ajeno lo necesario, lo usual , lo esperado o conveniente.
Por eso gana. Por lo mismo, pierde.
Y, con todo, sigue intacto hacia adelante, apenas danzando, sin
mucho afeite, corriendo dulce y fiero, buscando el arco, o a algún par que se
plante en juego.
En una playa, una mujer cuenta que lo amó. En San Pablo, está
la que lo rechazó.
Tejeiro (que no se ha perdido jamás una novela) recoge todas
las historias susurradas, las pone junto a otras que imagina: de la mixtura,
nace y vuela, cual mariposa, aquella escena alguna vez soñada en la que el
puntero muestra cómo nunca se le acaba su reserva de alegría.
Mientras tanto, sin importar la casaca (o que alguien mire),Ronaldinhno avanza; y lúdico, como siempre,salta,
ríe…
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